Escribe: Sociólogo Antonio Solís Tasaico/ Vice Presidente ENTE PERUANO-ARGENTINO DE SOCIÓLOGOS y Docente de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo.
Japón país, tiene cultura a protegerse en temblores y terremotos, por encontrarse en éste espacio sísmico del archipiélago, pero el terremoto del 17 de marzo, es el mayor de su historia -8,9°-, destruyendo el noreste de su país. Desde inició de semana sucedieron terremotos de menor intensidad; todos los japoneses están culturizados para serenarse frente a la cotidianidad sísmica de su país. Más, no imaginaron que devendría el mayor terremoto de su historia: en 120 años, –en el mundo-. Desgracias personales-materiales-inmateriales, desaparecidos, muerte, y terror que la naturaleza enrostra al hombre; que aún no logra controlar, manejar, detener, desviar, desvirtuar; esta lucha persiste desde inmemoria de la relación hombre-naturaleza. El hombre siempre intenta controlarla, más ésta puede matar al hombre que puebla estos suelos; por ello se debe considerar –hoy más nunca- a la naturaleza sus diferentes expresiones: tornados, temblores, terremotos, inundaciones, sequías, bosques enmarañados, manantiales.
F. Engels, considera a primeros hombres de la especie, que la lucha cotidiana mayor de éste, fue conseguir alimento que la naturaleza brinda a hombres y animales. El hombre se valió de ello, distinguir frutos que causaría daño o alimentara; de la experiencia nace el saber-sabiduría, conocimiento, razón-aprendizaje. Más la naturaleza –como hoy en Japón-, dejó de ser dominada, controla, mediatizada por el hombre. De ahí probablemente todas las culturas humanas, frente a lo inexplicable de la naturaleza, consigna la creencia supra-realista, -de que ésta-, es dios o diosa del realismo; comportamientos ininteligible, inexplicable, asignándole una cuestión mágica-adoración; –que saben deben agradecer (a la naturaleza)-, pero no tienen respuesta, a aquello que les brinda y acontece: como frio de la baja temperatura, lluvias, heladas, inundaciones, calor, terremotos, temblores, aquellas que hoy conocemos, realiza ésta, sin poder controlar. El hombre primigenio, por primera asigna esa creencia-intuición-percepción, que existe un ser superior, y considerarán como sus dioses a entes de la naturaleza: el dios sol –inti-, diosa tierra –mama pacha, en la cultura pre inca-, y otras que asignaron a éstos mismos; a la luna, al viento –eolo-, al dios de tinieblas, tormentas. Luego endiosan animales y plantas, que facilitan magia a su existencia y mundo exterior. Luego devendría, Alá, Mahoma, Jesucristo.
En ésta lucha hombre-naturaleza, si éste no se guarece pierde: la naturaleza quita la vida, a él y su familia, como ha ocurrido en éste terremoto de Japón. No interesando alto grado de desarrollo y progreso de países y economías. Es la furia de la naturaleza, la rabia ante el trato de éstos hombres en sociedades que conocemos. De ahí ofrendas, rezos, ruegos, augurios del hombre a éstos dioses en simbología de cada cultura universal como la inca, japonesa, china, árabe, -entre las principales-, en el mundo antiguo, como del siglo XXI. Esta lucha es de incomunicación hombre-naturaleza, que no habla su deterioro, agresión, destrucción de bosques, medio ambiente, reservas acuíferas, por acción humana. El recalentamiento es por acción del desarrollo humano, que en esas creencias, simbologías de las culturas, han construido la furia de la naturaleza. ¿Pero acaso querrá el hombre entender llamados de atención de la naturaleza , en pleno siglo XXI?.
Temblores y terremotos son dos aspectos de la naturaleza, que llama la atención. Mayor destrucción continua realizando el hombre en su lucha por utilizar a la naturaleza, en el “desarrollo de las fuerzas productivas”, al servicio del hombre que usa su “fuerza de trabajo”, logrando mayores y diversas mercancías (ganancias) al mundo occidental-globalizado (capitalista), que sobrepasa los 6 mil millones de habitantes. En estas acciones encontramos a las mayores economías, culturas y países más desarrollados, con la lógica de la acumulación originaria del capital. La furia de la naturaleza, enrostra al hombre con justificación; recibe lo buscado frente absurdo e irracionalidad, depredar de bosques de nuestros países.
Perú está considerado como espacio geográfico sísmico, y experiencias de temblores y terremotos, que trajeron muerte, desolación e injusticia en la ayuda por la reconstrucción, como Camaná, Pisco, Chincha e Ica, Arequipa, Lima. Chile es otro país sísmico; hace poco tiempo soportó el más fuerte movimiento sísmico. Advertidos estamos, para construir viviendasasísmicas, y desarrollar la cultura de terremotos como Japón. Preparación, conocimiento, interés, voluntad de la civilidad peruana, pero esencial y principalmente de gobiernos y políticos, que siempre lindan con el abuso, aprovechamiento, y corrupción con la desgracia humana, por efectos de la naturaleza.
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