ÚLTIMOS HALLAZGOS EN VENTARRÓN: RELIEVE “ZARIGUEYA”EN
EL TEMPLO PRIMIGENIO (2500-2300 a.C.)
El origen de la civilización en el Nor Oriente del Perú, se
encuentra en Ventarrón (Pomalca). Esto se desprende de los descubrimientos
recientes puestos a la luz por el equipo de arqueólogos dirigidos por Ignacio
Alva Meneses, cuyo sustento radica en los cimientos del templo de este santuario
precolombino.
La atención mundial empezando por el científico se
acrecienta, debido que en este lugar estaría la base- probable- del inicio de
otras culturas importantes que se asentaron en la región Lambayeque y
jurisdicciones aledañas, como La Libertad, Piura, Tumbes, Cajamarca, Amazonas,
etc.
Lo novedoso es que el templo pese a las diez remodelaciones que ha
sufrido, conserva la armonía de su estructura, con la excepción de los ejes y
volúmenes. Asimismo, uno de sus pilares llamativos es que armoniza la economía
del agro y la economía de los pescadores. En otras palabras el Trono (poder)
está ligado a la Zarigüeya y asociado al fogón (peces).
Lo peculiar y que con seguridad será materia de un estudio más
profundo, es lo relacionado a que Ventarrón supera en arte a Caral (Complejo
Arqueológico considerada la civilización más antigua del país). En Caral se
observa un patrón arquitectónico repetitivo, a diferencia de Ventarrón donde la
iconografía y el arte son novedosos y variados. En otras palabras en Ventarrón,
nuestros antepasados manejaban, a diferencia de Caral, la
comunicación con fluidez, por lo que se les considera los primeros comunicadores
de elevada calidad en el Perú.
INVESTIGACION
Las excavaciones recientes en Huaca Ventarrón han logrado reconocer
la fase más antigua del templo; la primera edificación estuvo enclavada en lo
alto del promontorio rocoso al pie del cerro Ventarrón. En la cima de la
plataforma un recinto principal, desde donde se ejerció el culto y el poder
social, contenía el fogón ceremonial y una banqueta.
El hallazgo más sorprendente al interior del recinto fue un alto
relieve zoomorfo (29 cm de alto por 24 de ancho), ubicado en la pared del fondo,
al costado de la banqueta central de forma semicircular, que era el trono donde
gobernó la primera autoridad de nuestra
historia.
El relieve sería la obra de arte más antigua del templo y del norte
del Perú en su género; representa un animal de hocico largo y
abierto, orejas puntiagudas, cola pronunciada, garra prensil y una incisión
sobre el abdomen a manera bolsa; se trata de un «hurón» o zarigüeya
(Didelphismarsupialis).
Esta primera expresión simbólica tiene el mismo estilo del relieve
de los “Peces”, asociado al fogón que pertenece a la misma fase, ambas figuras
establecen un discurso dual referido a la complementariedad de las esferas
terrestre y marina.
Las peculiares características del animal, el único marsupial
americano, sirvieron de motivo mitológico para muchas culturas a
lo largo del continente llamado “tlacuache” en Mesoamérica y el Caribe, inspiró
el mito sobre el origen del fuego: cual Prometeo del mito griego, robó el fuego
llevándolo en la cola que se le quemó y quedo sin pelo, luego escondió el fuego
en la bolsa marsupial para entregarlo finalmente a la
humanidad.
Probablemente la habilidad de la zarigüeya para superar cualquier
obstáculo y trepar raudamente utilizando la cola; además del
aspecto embrionario de las crías en la bolsa marsupial y la habilidad
para fingirse muerta, transfirieron al mito el carácter heroico, lunar y de una
inteligencia superior.
En los mitos de origen del fuego, la hoguera estaba protegida por
un anciano; resulta sorprendente la semejanza entre las funciones del templo
primigenio con el trono del “guardián del fuego” al centro de la
sala principal, asociado a la imagen de la zarigüeya, y el mito panamericano que
relata el origen de la civilización.
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