Maricarmen Chinchay
Chiclayo.
Silvia Pérez aceptó esta entrevista adelantando que podría ser la última, ya que considera que la exposición mediática que periódicamente afronta repercute en sus tres menores hijas, a las que hoy protege más que a nada, algo perfecta y totalmente entendible. Ahora su tono de voz es más fuerte, sobre todo cuando de hablar de justicia se trata. Lo demás, la esperanza, la fe y el dolor, siguen igual.
El pasado lunes se reanudó el juicio por el Baguazo, ¿qué expectativa tiene del proceso?
Hoy te puedo decir que ya no tengo esperanza en el sistema judicial, se van a cumplir cinco años y hasta ahora es increíble que no se sepa qué ocurrió con mi esposo. No existe ni siquiera un testimonio que nos indique dónde lo dejaron o si lo mataron para saber dónde hallarlo, y aunque no lo creas aún existe en nosotros esa esperanza de que pueda aparecer vivo, nuestra fe únicamente está depositada en la esperanza divina, pero en la justicia no porque no es posible que el Poder Judicial, investigando durante cinco años, no haya podido darnos aunque sea una respuesta sobre un hecho tan delicado como fue el Baguazo.
¿Qué opinión le merece el hecho de que en este juicio las autoridades políticas vinculadas al caso no sean parte del proceso?
Justamente el que tiene más poder en este país rápidamente se libera de estos hechos. Definitivamente hay responsabilidad política desde el entonces presidente García, Yehude Simon y Mercedes Cabanillas, y los generales Uribe y Muguruza, todos ellos están libres de toda responsabilidad y eso nos decepciona. ¿Qué podemos hacer nosotros, la familia, frente a ese poder? Los procesados también tienen responsabilidad porque hubo policías asesinados y por ello también deben tener su castigo conforme la ley lo indica.
¿Qué ha cambiado en usted durante estos cinco años? Noto un discurso más contundente, más tajante también.
Bueno, este cinco de junio se cumplirán cinco años y conforme pasa el tiempo esto te vuelve más sensible. Yo entendí que ya no puedo mostrarme débil porque tengo a mi cargo tres niñas por quienes tengo que ser madre y padre a la vez y tengo que darles fuerza, en cuanto a Felipe, yo sigo igual como desde el primer día, con la misma incertidumbre y con el mismo deseo de que él aparezca, que sería la alegría más grande.
Esta especie de protección de los medios no significa el inicio de dejar atrás una etapa.
No, para nada, el hecho que no quiera brindar más declaraciones, que haya decidido no aparecer frente a cámaras, no significa que quiero dejar el tema de lado. Esto para nosotros sigue porque es una parte importante de mi familia la que falta, aquí no hay día en que todo nos recuerde a él e incluso mis hijas, conforme pasan los días, toman más parecido a Felipe, mi esposo está presente todos los días y no vamos a descansar hasta saber qué ocurrió.
A propósito de sus hijas, ¿cómo se encuentran ellas?
Han aprendido a convivir con esto. La mayor, Melani, ya tiene 17 años y con ella el tema es más manejable, la segunda tiene 13 y la última ocho años. Con la más pequeña es con quien debo lidiar más frente a sus preguntas porque cuando ocurrió todo esto ella tenía solo tres años y no entendía lo que ocurría. He tratado de explicarle lo sucedido con su papá y ella me pregunta porqué no lo buscan, porqué no lo encuentran y no darle la respuesta que busca como niña que es, me siento mal.
¿El Estado está cumpliendo con la pensión que se le asignó?
Sí, justamente luego que mi esposo fue declarado judicialmente muerto, con ello he podido continuar educando a mis hijas, la mayor de ellas está en la universidad. Ahora estamos a la espera de la promoción económica de coronel y de la respuesta de la Policía, también han cumplido con el otorgamiento del departamento que fue un beneficio para todos los familiares de los policías que resultaron afectados con el caso.
Cinco años es un número representativo, o quizá simbólico, ¿qué espera de esta fecha?
Yo espero que en este año por lo menos sepamos qué ocurrió, que por allí se prenda una luz y que alguna de esas personas que estuvieron con mi esposo, como las registradas en esa única foto que existe, que tengan un poco de consideración, que se les mueva el corazón y que sepan que nuestra familia pasa por una angustia constante y que es justo que tengamos paz. Pedirles a esas personas que den la información, yo no los juzgo, la ley tendrá que hacerlo en función a la responsabilidad que hayan podido tener, pero que lo hagan para darle esas respuestas que están pendientes con mis hijas, y que si se trata de que Felipe esté muerto, tengamos por lo menos la seguridad de ello para que mis hijas puedan llevarle flores a un lugar exacto y no en cualquier parte, y poder culminar con esta etapa tan triste.
Fuente: http://www.larepublica.pe/
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