Una entrevista a Lynn F. Jacobs y Jeremy S. Hyman en relación al libro "Los secretos del éxito de la universidad" (NY Times, 12 07 2013) ofrece a los estudiantes que terminan la educación secundaria una serie de consejos para entender qué les espera en su quehacer universitario. Si bien la realidad universitaria en Estados Unidos es diferente a la peruana, no deja de ser interesante aquello que sí es aplicable en ambos casos.
1). El estudiante tiene control sobre los cursos que llevará, ya que no tiene que confinarse al programa estándar preseleccionado por las facultades. A través de los cursos electivos o clases libres, puede armar su propio menú académico.
2). Cada clase cuenta, porque a diferencia del colegio en el que hay clases de repaso, preparación para exámenes, etc. en la universidad cada clase abarca otro tema, muchas veces expuesto en forma de conferencia, por lo que no hay recuentos, repasos, resúmenes. Si un estudiante pierde una clase, es probable que se pierda parte del contenido que le será difícil de llenar por su cuenta o viendo los apuntes de otros.
3). Se espera del estudiante que haga mucho trabajo por su cuenta, y convertirse en su propio jefe. Nadie va a buscarlo para recordarle las fechas de entrega de trabajo, exámenes, etc. Muchas veces un curso se aprueba con una sola prueba o trabajo. El cronograma de sus estudios depende exclusivamente del autocontrol que tenga el estudiante. Se asume que por cada hora de clase el estudiante invierte dos horas adicionales de estudio por su cuenta
4). Los exámenes se hacen a menudo con preguntas por «muestreo». Es decir, no abarcan todos los temas estudiados, sino unos pocos que los catedráticos escogen por ser representativos de los temas estudiados, que se analizan a profundidad para asegurarse que el estudiante tiene una comprensión profunda de los temas estudiados.
5). Los informes en la universidad son más que simples reportes de un tema. Por lo general requieren de un análisis y/o investigación, consultar documentos originales y fuentes académicas y además que ofrezca su propia evaluación de los mismos. En la secundaria usualmente no se requiere más que un simple resumen de lo encontraron en la Wikipedia y mediante Google en los periódicos y revistas.
6). El estudiante no tiene que escoger la especialidad en el primer año. Muchas universidades ofrecen a los estudiantes un período de estudios generales que permite seguir pensando y analizando la especialidad que más adelante escogerán. Hay excepciones, cuando el estudiante llega con una vocación muy marcada, en cuyo caso se aboca a su especialidad de inmediato, especialmente si son programas de cuatro años como pre-medicina, música o un idioma mundial. En los casos en que eso no es necesario, es mejor esperar hasta que haya tomado unos cursos iniciales antes de comprometerse más a fondo. Sumado a ello, no sentirse mal cuando desee cambiar su elección anterior. Es mucho mejor salirse de algo que no le gusta que languidecer por años en algo de lo que el estudiante no disfruta
7). Los profesores no todos son figuras lejanas, conferencistas de grandes auditorios que pasan el resto de su tiempo en la investigación. Muchos catedráticos universitarios también son maestros, interesados en que los estudiantes aprendan y avancen bien en su vida estudiantil. A menudo están encantados de ayudar a los estudiantes a desarrollar sus trabajos o comprender bien los temas que abarcarán los exámenes. Suelen tener un horario de oficina para atender a los estudiantes. A esos profesores conviene visitarlos, no solo por la orientación que les puedan dar en una relación uno a uno, sino porque si se cultivan bien esos vínculos pueden tener implicancias más adelante, cuando el estudiante necesite referentes que avalen sus futuras prácticas o aplicaciones. A fin de cuentas, uno de los principales agentes colocadores de prácticas profesionales y primeros empleos son los catedráticos universitarios que son conocidos en el mundo de los profesionales
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