Los astrónomos suelen decir que mirar las
estrellas es en realidad viajar en el tiempo hacia el pasado. Enfocas un
telescopio hacia el cielo nocturno, colocas tus ojos en el visor y lo que llega
hasta ti es la luz que ese objeto emitió hace muchos años.
El universo es inmenso, e incluso a la enorme
velocidad de 300.000 kilómetros por segundo, la luz tarda a veces miles,
decenas de miles o millones de años en llegar hasta nosotros desde un punto del
espacio.
Para comprender mejor este fascinante hecho
vamos a tomar como ejemplo a Sirio, una de las estrellas (que en realidad es un
sistema doble) más cercanas a nosotros. Es la estrella más brillante del cielo
nocturno y se puede identificar fácilmente a simple vista.
Está situada a unos ocho años y medio de la
Tierra, lo cual significa que la luz que vemos procedente de ella tarda ese
tiempo en llegar a nosotros. Lo que estamos viendo realmente cuando miramos es
cómo era Sirio hace ocho años y medio, momento en el que la luz salía de ella
para viajar hasta nosotros.
Descubren el primer planeta alrededor de
cuatro soles
Si seguimos este pensamiento e imaginamos que
Sirio colapsa y explota en este mismo momento, en realidad no veríamos esa
explosión hasta mediados del año 2020, tiempo que necesitaría el resplandor de
la moribunda estrella en llegar hasta nosotros.
Mirar al cielo es contemplar el pasado de las
estrellas, y este concepto se hace aún más fascinante cuando encontramos
noticias como la que un grupo de astrónomos acaba de anunciar hace unos días:
El descubrimiento de la galaxia más lejana conocida hasta el momento.
Los científicos la han llamado MACS0647-JD y
se trata de una pequeña galaxia situada a la friolera distancia de 13.300
millones de años luz de la Tierra.
Si consideramos lo que hemos relatado en los
párrafos anteriores, y sabiendo que el Big Bang se produjo hace unos 13.700 millones de años, este nuevo
descubrimiento significa que la luz que captamos ahora se emitió apenas 400
años después de la gran explosión que dio origen a todo.
MACS0647 una pequeña galaxia a 13.300
millones de años luz de distancia[Te interesará: ¿Qué hay en el interior de los
gigantes gaseosos?]
El artículo ha salido pre-publicado en el
repositorio científico Arxiv y en diciembre seguramente será la noticia más
comentada en The Astrophysical Journal al tratarse de la candidata a galaxia
más lejana que hemos captado nunca.
MACS0647-JD es hoy por hoy el punto más
lejano que ha llegado a ver un ojo humano y este record ha sido posible a un
grupo de astrofísicos que han tenido que usar las imágenes de dos telescopios
espaciales, el Spitzer y el Hubble, y además combinarlos con un pequeño truco
astronómico conocido como efecto lente gravitacional, consistente en utilizar
grandes objetos masivos del espacio como una especie de lupa ampliando así la
luz que están detrás de ellos.
¿Por qué son importantes este tipo de
descubrimientos?
Lo que estamos viendo desde nuestros
telescopios es la luz emitida por esta galaxia hace unos 13.300 millones de
años, es decir cuando el Universo era muy joven y comenzaban a formarse las
primeras galaxias. Significan una ventana abierta y directa al pasado más
lejano del Universo y una magnífica oportunidad de analizar cómo se formaron y
evolucionaron las primeras y más ancianas agrupaciones estelares.
Las imágenes del Hubble nos presentan una
pequeña galaxia, de apenas unos 600 años luz de diámetro, en proceso de
formación y que si pudiéramos seguir observándola durante millones de años, su
luz nos iría llegando con el paso del tiempo reflejando sus cambios, su
evolución e incluso sus colisiones y fusiones con otras tempranas galaxias.
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