Cultivos destruye 45% del Señorío que dio origen a Chiclayo
De los más de 600 mil habitantes de La Capital de la Amistad ¿Cuántos
conocen el origen de Chiclayo? Sin duda
que pocos. Sin embargo, el Reino de Cinto reúne muralla, caminos empedrados,
cementerios, estructura de piedra que da la idea de haber sido una ciudad de
piedra o fortificada, una maravilla arqueológica, por lo que está llamada a
convertirse en el nuevo epicentro turístico-cultural de atención nacional y
mundial. No se descarta haber sido el centro de uno o varios santuarios
religiosos de relevancia, donde la élite de la época ofrecía sus ceremonias a
los dioses o al Señor que reinaba en la zona.
En el tiempo prehispánico, cualquier comunidad no poseía este tipo de
atributos, es por eso que varios
investigadores coinciden en sostener que este lugar era el centro de un pueblo
progresista y vigoroso. De allí que el origen de Chiclayo está profundamente
ligado al Señorío de Cinto.
Con la finalidad de desentrañar el misterio de la fundación de Chiclayo,
se iniciaron las investigaciones arqueológicas en Huaca Brava (Pátapo), cuyas
primeras indagaciones avizora la grandeza histórico-cultural, que lograron
plasmar nuestros antepasados. El equipo de arqueólogos que tiene esta
responsabilidad están dirigidos por José Bonilla Sánchez y, lo integran sus
pares José Guerrero Gonzaga y Julio Torres Vargas, quienes han asumidos el
desafío de entregar resultados alentadores que coadyuven a reforzar la
hipótesis del esplendor del Reino de Cinto.
Este Complejo Arqueológico de encuentra aproximadamente a 35 kilómetros
de Chiclayo y comprende Cerro Pátapo, Huaca Brava, Huaca Santa Rosa y El Tambo.
Las indagaciones recién se inician, pese a ello hay indicios que este Señorío,
no sólo concentraría vestigios de la Cultura Lambayeque, sino también vestigios
de la Cultura Mochica. Está hipótesis debe ser o no confirmada al término de
las investigaciones.
Antes de iniciar las investigaciones, se procedió a limpiar la maleza
que cubría el Complejo Arqueológico Cerro Pátapo- Cinto, que comprende El Tambo
y Huaca Brava, quienes a su vez corren el riesgo de ver afectada su estructura
por la humedad que filtran los cultivos de parceleros y de la Empresa
Agroindustrial Pucalá.
A ello se agrega el peligro que funcione a escasos 10 metros de Huaca
Brava, una laguna de oxidación de Epsel, cuya construcción no tuvo en cuenta
las consecuencias negativas de socavar poco a poco las bases de este recinto.
“Lo lamentable sería que si no se hace nada por impedir que la humedad
avance, el mundo y especialmente los chiclayanos no podrán conocer plenamente
en qué consistió su origen, no podemos saber la rica cultura de Cinto. Es como
si los hijos o hijas no supieran nunca quién fue su padre o madre”, atinó a
decir el arqueólogo Bonilla Sánchez.
Indicó que estaba coordinando con el director de la Unidad Ejecutora
Naylamp 005-Lambayeque, doctor Carlos Elera Arévalo, quien le ha ofrecido apoyo
para evitar el deterioro de este monumento arqueológico y, de esta manera poder
cumplir con el trabajo científico de la mejor manera posible.
A su turno el conservador Pedro Rivera Chozo, puntualizó que la
excavación tiene que ir de la mano con la conservación, debido que “de nada
valdría rescatar un monumento arqueológico, si no se le protege, preserva y
promociona para la posteridad. En este sentido coincidimos con los arqueólogos
para hacer de estos restos arqueológicos un ejemplo de labor científica”,
acotó.
Cabe precisar que Huaca Brava consta de 51 hectáreas, de las cuales 23
han sido destruidas por los cultivos. “Lo que ha sucedido es una estocada a la
herencia cultural de la nación”, indicó José Bonilla, quien instó unir
esfuerzos para conservar las estructuras arquitectónicas y muro perimetral,
cuya cerámica paleteada es peculiar porque deja una marca o huella que sigue
imperecedera pesar del tiempo transcurrido.
En otras palabras significa que el 45% del Señorío Cinto (Huaca Brava)
ha desaparecido. ¿Dejaremos que el restante 55% desaparezca, junto con el
origen de Chiclayo?
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