Esta obra, considerada la más grande de Latinoamérica, rodea toda la infraestructura de la Universidad Nacional de Trujillo.
En tiempos de Navidad disfrutar de la familia es inigualable, pero es también un buen momento para apreciar las maravillas citadinas que a veces resultan imperceptibles a los ojos de la vida cotidiana y si es en compañía mejor.
Caminando por sus calles rebosantes de tradición, es imposible no percatarse que la ciudad de Trujilllo (La Libertad) es tierra de marinera, primavera y cebiche. También es la cuna de Chan Chan, Huanchaco, Moche y su gastronomía.
Sin embargo, y como si aquello fuera poco, la urbe norteña en medio de su apogeo económico, ostenta también el mural artístico más grande de Latinoamérica, una bella obra de arte concebida para rendir homenaje a las manifestaciones humanas que forjaron la cultura de nuestro país.
El ambicioso proyecto que puede ser observado a través de toda la extensión de la sede principal de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), nació a principios de los años noventa, una época plagada de sueños y esperanzas confundidas con el temor que despertaba una galopante crisis económica y social.
En ese entonces, la centenaria casa de estudios trujillana no contaba con cerco perimétrico y se veía rodeada de frondosa vegetación que incluso facilitaba la ocurrencia de actos delictivos.
Ante la situación presentada, y luego de analizar diversas alternativas, las autoridades universitarias se decidieron por la más audaz de las propuestas, descartando la pintura y alentando el inicio de la más importante obra mural de Trujillo.
Con gran expectativa se encargó la ejecución del proyecto al reconocido artista Rafael Hastings. Como característica esencial del trabajo, se conoce que el mural está elaborado con pequeños mosaicos de arcilla vitrificada de un centímetro cuadrado, colocados con pericia de artista y paciencia de cirujano.
Distribuidos armoniosamente y vistos desde una distancia prudencial, los mosaicos forman figuras y cuentan historias de nuestro acervo cultural. Así, se aprecian con claridad y asombro desde actividades básicas como la caza y la pesca hasta manifestaciones artísticas milenarias.
El costo de la obra ha superado largamente los dos millones de soles planificados inicialmente pero su valor turístico no tiene precio. Rafael Hastings señaló en su momento que se precisarían de al menos 30 millones de mosaicos para cubrir los más de tres kilómetros de extensión que tiene el cerco de la ciudad universitaria trujillana.
Algunas voces proponen convertir a la avenida Juan Pablo II, desde donde se puede observar la obra en su parte terminada, y la avenida Jesús de Nazarte (donde se ejecuta su segunda parte) en un paseo peatonal o ciclovía y otros señalan que bastará con mejorar paulatinamente las vías circundantes para ofrecer al visitante una vitrina ideal con el fin de apreciar la magnitud del trabajo.
Más allá de las sugerencias, todas bienvenidas, importa que los trujilllanos y turistas valoren en su real dimensión el mural que ha concitado el elogio de los críticos, quienes lo consideran una suerte de “partitura pictórica” por su color y dinamismo.
Dato: La primera etapa de la obra en la avenida Juan Pablo II tiene motivos prehispánicos plasmados en la evolución del hombre, la experiencia del autor en los diferentes viajes que tuvo e imágenes naturales entre fauna, seres humanos, volcanes, huracanes. La segunda etapa del mural ubicada en la avenida Jesús de Nazareth reflejará cuando concluya una pinacoteca artística de la historia milenaria de la región La Libertad.
Por: Davinton Castillo
FUENTE: http://www.rpp.com.pe/
No hay comentarios:
Publicar un comentario