En estas fiestas, el abuso de bebidas alcohólicas, condimentos, comidas grasosas y pastillas puede generarle problemas serios en el hígado.
Cuando se trata de recibir el Año Nuevo, no es extraño que proliferen el tabaco, las comidas grasosas y las bebidas alcohólicas en las fiestas y celebraciones. Está demostrado también que el abuso de estas sustancias afectará nuestra salud y el correcto funcionamiento de órganos como el hígado, uno de los más importantes para nuestra actividad metabólica.
Sin duda, el consumo excesivo de alcohol es el que traerá mayores repercusiones, ya que este permanece en la sangre un promedio de tres horas, luego se metaboliza en el hígado y finalmente se elimina al cabo de 12 horas. En este proceso, no todos los seres humanos reaccionamos de la misma manera.
La rapidez para embriagarse dependerá de la capacidad de absorción, es decir, de la velocidad del hígado para metabolizar estas sustancias, un rasgo predispuesto genéticamente. Hay que tener en cuenta también que los porcentajes de alcohol varían dependiendo del tipo de bebida (cerveza, vino, whisky, etc.) y que la rapidez con que se libe y las cantidades que se sirvan también serán determinantes.
El alcohol es un depresivo, algo que muchas personas combaten al día siguiente con energizantes. El problema es que estos últimos alteran el sistema nervioso. Esta combinación no tardará en bloquear las defensas del organismo, dejando al hígado expuesto a graves daños.
Otro error que suele cometerse es la automedicación para combatir los dolores de cabeza (que se originan por que los vasos sanguíneos del cerebro se dilatan) o las ganas de vomitar (reflejo del organismo para eliminar el exceso de alcohol). Si suprimimos estos procesos con medicamentos, no solo estamos impidiendo que el cuerpo se recupere, sino que le hacemos más daño a nuestro hígado. Según el doctor Óscar Barrenechea, un 70% o 80% de los medicamentos se procesan en el hígado, por lo que si abusamos de las medicinas se va ir dañando, pudiendo devenir en problemas de hepatitis medicamentosa y hasta cirrosis.
“Algunos medicamentos de uso rutinario pueden afectar el hígado debido a que este órgano es el responsable de la activación de los medicamentos dentro del organismo y de la excreción de las sustancias que estos producen. A este daño se le conoce como hepatitis medicamentosa y puede no producir síntomas”, agrega el director médico de QUILAB y Marketing Farma de Química Suiza S.A.
TENGA EN CUENTA
No existe medicamento que inhiba los efectos dañinos del consumo excesivo del alcohol en el hígado. Para limpiarlo se aconseja tomar jugo de limón con un poco de aceite de oliva o linaza.
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