sábado, 11 de mayo de 2013


2do domingo de Mayo
Día de la Madre
La fecha más especial del año

El amor que las madres dedican a sus hijos jamás podrá ser igualado. Por ello, cada segundo domingo de mayo las liberamos de sus tareas para homenajearlas y festejarlas como se lo merecen. Parece un poco injusto que se les dedique solo un día del año, cuando el Día de la Madre debe ser una celebración permanente.

Pensemos un momento en la cantidad de energía física y mental que nuestras madres necesitan para llevar a cabo todas sus actividades. Nos preparan el desayuno, lavan nuestra ropa, zurcen las camisas y pantalones cuando se rasgan accidentalmente, nos alimentan día a día, se preocupan si llegamos tarde a casa, estudian con nosotros, verifican nuestras tareas, se alegran con nuestros logros, entristecen cuando tropezamos. Demasiadas cosas, ¿verdad? Nosotros estaríamos agotados en una sola jornada. ¡Y ellas realizan estas actividades todos los días! La conclusión es inevitable: son nuestras superhéroes favoritas.

Ser madre no es tarea fácil, sobre todo porque muchas veces los hijos no valoramos adecuadamente todos los esfuerzos y sacrificios que realizan. A medida que corren los años y nos volvemos más reflexivos y menos impulsivos, notamos que mucho de lo bueno que tenemos son herencia directa de nuestros padres. Es ahí donde las madres cumplen un rol fundamental: nos ayudan a ser mejores, aunque de vez en cuando merezcamos una zurra de las buenas. Tampoco somos santos.


ORÍGENES DE LA FIESTA
Fue en la antigua Grecia donde se iniciaron las celebraciones por el Día de la Madre. En esa época se honraba a Rea, madre de los dioses Júpiter, Neptuno y Plutón. En Roma esta festividad tenía lugar el 15 de marzo en el templo de Cybele y era conocida como La Hilaria.

Los primeros cristianos reinterpretaron estas celebraciones paganas y honraron a la Virgen María, madre de Jesús. Durante el siglo XVII en Inglaterra se siguió adorando a la Virgen, pero la fecha fue bautizada como Domingo de las Madres. Ese día los niños iban a misa y regresaban a sus hogares con un regalo para su progenitora. Para los siervos y empleados que trabajaban lejos de sus hogares el día fue declarado no laborable pero pagado. De este modo podían visitar a sus familias llevando como regalo un pastel que era conocido como la “tarta de madres”. Algunos colonos ingleses en América conservaron esta tradición.

La primera celebración pública del Día de la Madre en los Estados Unidos se realizó en 1872, en Boston, por iniciativa de la escritora Julia Ward Howe. Ella organizó una manifestación pacífica y una ceremonia religiosa con la presencia de todas las madres que perdieron a sus hijos en la guerra. Sin embargo, la fiesta cayó poco a poco en el olvido.


LA ODISEA DE ANNA JARVIS
Anna Jarvis, hija de Anna Reeves Jarvis, fue una activista comunitaria de Virgina Occidental, en los Estados Unidos. Organizó a las mujeres para reclamar mejoras de la sanidad pública en las comunidades apalaches durante la Guerra Civil norteamericana, cuidó a los heridos de la contienda y promovió reuniones de confraternidad e integración de ambos bandos.

Anna perdió a su madre en 1905. Este hecho originó en ella y en su hermana Elisinore una profunda pena. Según cuenta la historia, Anna notó que los niños no demostraban el suficiente aprecio a sus madres, por lo que decidió hacer algo para estimular el respeto por los padres y fortalecer los lazos familiares. Envió cartas a una serie de personajes influyentes con el fin de consagrar el segundo domingo de mayo como el Día de la Madre, coincidiendo con el aniversario de la muerte de su propia madre.

En la primavera de 1907 la iniciativa de Anna Jarvis empezó a rendir frutos, reinstaurándose con fuerza el Día de la Madre en los Estados Unidos. En 1910 se celebraba en muchos estados de la Unión y en 1912 se creó la Asociación Internacional Día de la Madre.

En 1914 el Congreso de los Estados Unidos aprobó el Día de la Madre y el presidente Woodrow Wilson lo declaró fiesta nacional. La primera celebración oficial tuvo lugar un 10 de mayo.

En pocos años, 40 países se adhirieron a esta iniciativa. Sin embargo, la festividad empezó a convertirse en un buen pretexto para obtener beneficios comerciales. Por ello, la mismísima Anna Jarvis presentó una demanda en 1923 para que se elimine el Día de la Madre del calendario de festividades oficiales.

Fue una paradoja del destino: después de abogar por esta celebración, Anna luchó insistentemente contra ella. En un reportaje que le hicieron antes de su muerte manifestó sentirse arrepentida de haber impulsado el Día de la Madre.


LO IMPORTANTE ES EL CARIÑO

La historia de la hazaña de Anna Jarvis nos hace pensar sobre la naturaleza del Día de la Madre. No podemos negar que, efectivamente, se ha convertido en un pretexto perfecto para elevar los niveles de venta de ciertos productos asociados –quién sabe bajo qué criterios– con el quehacer de las madres.

Un regalo material jamás podrá igualar el obsequio más grande que nuestras madres nos han dado: nuestra propia vida. Más bien, agradecen una muestra de cariño, un abrazo, un beso, una sonrisa o una palabra cariñosa. Algo que las haga reír o llorar de emoción y alegría.

Las madres tienen corazas poderosas, pero en ocasiones también se sienten indefensas y vulnerables. Los hijos debemos ser sus escuderos y más fieles seguidores. Son nuestras estrellas de rock. Por eso les debemos respeto, consideración y admiración.

Feliz día, mamá.

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