Fuente: Diario La Industria de Chiclayo, Viernes 30 de Julio de 1982.
Una aspiración gremial, un anhelo perfectamente justificado, venía produciéndose desde hace varios años: la creación del Colegio de Periodistas del Perú. Es decir, el tácito reconocimiento oficial de la alta categoría y encumbrado factor de responsabilidad que corresponde al hombre de prensa en nuestro país; y tal como el Estado otorga a otras profesiones, el rango que lo autoriza para convertirse en factor capacitado para contribuir, con sentido ejecutivo y creador al progreso de la patria, al mismo tiempo que a la dignificación permanente del sector de trabajo dentro del cual actúa.
Una aspiración gremial, un anhelo perfectamente justificado, venía produciéndose desde hace varios años: la creación del Colegio de Periodistas del Perú. Es decir, el tácito reconocimiento oficial de la alta categoría y encumbrado factor de responsabilidad que corresponde al hombre de prensa en nuestro país; y tal como el Estado otorga a otras profesiones, el rango que lo autoriza para convertirse en factor capacitado para contribuir, con sentido ejecutivo y creador al progreso de la patria, al mismo tiempo que a la dignificación permanente del sector de trabajo dentro del cual actúa.
Hacía falta, en verdad, que el Estado, digamos el gobierno o los gobiernos, fijasen atención y mirada seria en ese aspecto. Suele ocurrir, y no sólo en gobiernos de facto o dictatoriales sino también en los de cariz democrático, que al periodismo se le interpreta como servidor de intereses particulares o de grupo, o de partido político; con menos o más inclinación a ese errado concepto. Ello le ha privado siempre al periodista de manifestarse y de servir amplia y desinteresadamente a la colectividad y al público, y a la región y a la patria a quienes se debe. Por su parte, en gran porcentaje, las agrupaciones de periodistas existentes, en sus diversas especialidades, todas las cuales van ahora a integrar el Colegio, reducían su acción estatutaria a la lógica defensa de orden laboral porque su ámbito institucional no daba mayores coberturas, como si las otorga hoy una entidad cuyos principios surgen de la más estricta ética y representatividad en ámbito nacional.
En cuanto a la filial departamental, bastante le espera; porque mucho hay que defender en favor del lambayecanismo y sus problemas.
En cuanto a la filial departamental, bastante le espera; porque mucho hay que defender en favor del lambayecanismo y sus problemas.
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